cínicamente de la nación colombiana al sentarse a negociar nuestra constitución para usarla como escudo de la ilegalidad y como herramienta para el sometimiento a su antojo del derecho a la verdad.
Pero en medio de este capítulo de terror se presencio el nacimiento de una nueva ciudadanía que ha empezado a dar sus primeros pasos en contra de la indiferencia hacia los comportamientos cancerosos de la pequeña elite de este país. Ciudadanía que focalizo su indignación a través de un llamado a referendo, proyectando así un poder que hizo temblar de miedo a los congresistas, renunciar al ministro de justicia y trasnochar a un presidente que cambio de opinión en menos de 24 horas para darle la espalda a los congresistas, sus socios de bolsillo en la construcción de ese adefesio. Un poder ciudadano que hizo que los responsables salieran a lavarse las manos y expresaran su falsa indignación en contra de una reforma que ellos mismos respaldaron.
Todos los responsables de esta reforma no lograron con sus falsas palabras opacar el crédito de la ciudadanía por tumbarla, este fue un mensaje del pueblo para el pueblo, el cual debe entender de una vez por todas la magnitud del poder de la movilización ciudadana, porque en definitiva ese espantajo de reforma a la justicia se cayó por la voluntad de la sociedad civil y no porque le haya nacido del “buen corazón’’ a los parlamentarios y al presidente de la Republica tumbarla.
El día en que definitivamente cada colombiano, como en esta oportunidad, haga respetar su dignidad ciudadana e incremente su autoestima, habrá entendido que apartando totalmente ese inservible sentimiento de conformismo e indiferencia, tendrá un accionar ciudadano pacifico y eficaz que se pronuncie fuertemente con la capacidad de desequilibrar las organizadas maquinarias corruptas y cambiar nuestra realidad. Por otro lado no pretendamos cambiar nuestra constitución o leyes, el problema son las personas que nosotros mismos ponemos allí por culpa de un uso irresponsable de nuestro derecho al voto, por lo tanto en la próximas elecciones tendremos una oportunidad más de reivindicarnos con nosotros mismos al momento de votar, elecciones donde estará prohibido votar por aquellos que gobiernan y legislan a favor de sus intereses y no de la nación.
La reforma a la justicia es solo una de las tantas cosas que pasan de agache en la mesa de la unidad nacional, pero esto no se debe volver a repetir porque como partes de esta nueva ciudadanía no permitiremos la burla, el manoseo ni violación a nuestra dignidad, somos una nueva ciudadanía que estará alerta a los comportamientos de sus funcionarios públicos y que saldrá a manifestarse con ímpetu cuantas veces sea necesario hacer sentir su poder y jefatura sobre sus funcionarios públicos. Porque los colombianos no caeremos en regocijo por haber tumbado la reforma a la justicia, estaremos en regocijo total el día en que nuestros funcionarios públicos entiendan que sus acciones están condicionadas a nuestras necesidades y no al contrario.